Recuerdo vívidamente al 2 de abril de 1.982, pese a que tenía solo 6 años de edad. "¡Las Malvinas son Argentinas!" era el grito que se escuchaba repetidamente por el único canal de televisión que captábamos en el pueblo donde crecí. Leí, ávidamente, las noticias sobre la guerra en diarios y revistas (Billiken y Gente), y sufrí la gran desilusión de la derrota.
Mis padres son docentes jubilados, por eso mi infancia transcurrió en una casa llena de mapas colgados, varias bibliotecas llenas de libros y un ambiente intelectualmente estimulante. Yo había empezado el segundo grado de la primaria, y sabía perfectamente dónde estaban las islas. Corrí, con un marcador, a tachar "Falklands" y poner "Malvinas (Arg.)" en los dos mapas colgados en mi dormitorio: un planisferio y un físico-político de Argentina. A mis padres no les gustó mucho, pero no me retaron por eso.
En este artículo no pienso analizar las causas de la polémica guerra (tanto o más discutida que la
de Vietnam, las
del Golfo o la
de los soviéticos en Afganistán), quiero escribir sobre lo que no se difunde en estos tiempos de historia parcializada. Hubo una guerra, con aciertos y errores; héroes y cobardes en ambos bandos. Y no, como dicen algunos, solo un intento de sumar al país otra provincia pobre llena de habitantes hostiles.
Teniente Primero (PM) Roberto N. Estévez,
Medalla "La Nación Argentina al heroico valor en combate"
Películas como "
Iluminados por el Fuego" o los documentales de The History Channel muestran una versión incompleta de la guerra: la incompetencia, la crueldad, la ignorancia, la cobardía; y no mencionan a los que, calladamente, cumplieron su deber de soldados. Deshonran la memoria de los héroes como el Teniente Primero (
post mortem) Roberto Néstor Estévez, quien herido mortalmente siguió preservando a su gente, salvando vidas y combatiendo, según relato de primera mano de
un soldado conscripto. O del Sargento Primero (
post mortem) Mario Antonio "Perro" Cisneros, quien combatió en la Compañía de Comandos 602 (Fuerzas Especiales), al mando del entonces Mayor Aldo Rico,
heroicamente muerto en combate. Nombro solo a estos dos porque considero que son un ejemplo de valentía y sacrificio, que hicieron honor al juramento del soldado: "
defender la Patria, si es necesario, hasta perder la vida".
Hablan de "Los chicos de la guerra", declarando que se enviaron chicos adolescentes sin experiencia a la guerra. Solo basta informarse un poco para saber las edades de los soldados en cualquier país del mundo: es aproximadamente 18 años. Fue asi en casi todas las guerras modernas.
Les dan difusión a unos cobardes que deberían ser olvidados rápidamente, en favor de los valientes bien nacidos.
Actualización: Acabo de ver un excelente documental escrito y dirigido por Sandro Rojas Filártiga, llamado "Malvinas: aún esperan". Este documental cuenta con testimonios de ex-combatientes y protagonistas del conflicto, quienes cuentan sus experiencias. Se contrapone directamente a la política oficial de "desmalvinización", de ocultar y olvidar la guerra. Lo van a pasar pronto por el canal C5N y se los recomiendo.
Los pocos veteranos de la guerra de Malvinas que tengo el honor de conocer son personas calladas, marcadas profundamente por esa experiencia. Rara es la vez que comentan algo del conflicto, pero cuando lo hacen, es afortunado el que esté allí para oírlo. Estas personas son actores protagonistas de la historia. Ellos pueden contarnos realmente cómo se peleó la guerra.
Hace unos días oí en una radio local a una periodista que decía:
¿Para qué está el Ejército? Las fuerzas armadas no sirven para nada. No hay perspectivas de una guerra. Solo sirven para desperdiciar el dinero.
Le contesto a esa periodista, como civil, desde mi humilde blog:
Las Fuerzas Armadas (Ejército Argentino, Fuerza Aérea Argentina y Armada) están para defender a la Patria de amenazas externas. Son una póliza de seguro que esperamos nunca tener que usar. Son una reserva que hace la diferencia entre la vida y la muerte en casos de desastres naturales. Son un bastión de soberanía en la frontera. Cuando todos estamos cómodos, bien alimentados y a gusto en nuestras casas, hay gente de la Armada, de la Fuerza Aérea o del Ejército de guardia o entrenándose. Sufriendo por las inclemencias del clima, el hambre y la distancia que lo separa de sus seres queridos. Sin quejas, porque no es un trabajo: es una vocación. Y son voluntarios, porque nadie les obliga a hacerlo. Ellos están ahí para protegernos, y les debemos respeto.
Ahora bien: ¿qué es la Patria? ¿qué nos hace argentinos? Patria es la tierra natal, según define el diccionario, pero es muchas cosas más:
- La Patria está forjada por próceres como don José de San Martín, Manuel Belgrano y otros, quienes dedicaron sus vidas para que tengamos un país al que llamar nuestro. Y esto es así, aunque el maldito revisionismo histórico trate de manchar la historia de estos insignes hombres. Fueron humanos, cometieron errores. ¿Quién no? Aún así, son necesarios como modelos a seguir y como aglutinantes de la tan esquiva identidad nacional.
- La Patria es ese lugar que acogió a nuestros antepasados, que vinieron de países lejanos huyendo del hambre y la guerra, y les dió la oportunidad de lograr una vida mejor. Personas que dejaron sus tierras natales y adoptaron la celeste y blanca como bandera propia.
- La Patria es parte de lo que nos hace estar orgullosos cuando un argentino sobresale en algo, y vivir sus triunfos como propios. Es el hogar de muchos héroes poco famosos, como el Dr. René Favaloro, quien prefirió volver a Argentina antes de quedarse en EEUU por el dinero. O La Bonaerense, quien desde su puesto de docente moldea la vida de muchos chicos y les hace conocer la esperanza de un futuro mejor.
- La Patria que tenemos el privilegio de habitar nos dá libertad, educación gratuita, buenos alimentos, etc. Basta ver cómo les va a otros países menos afortunados.
En estos globalizados tiempos actuales, con palabras en idiomas extranjeros por doquier, nuestra Patria es Argentina.
Debemos estar orgullosos de haber nacido en ella y nuestra obligación es defenderla a toda costa, porque conforma nuestra identidad como seres humanos y porque es nuestro hogar. Y la defendemos haciendo bien nuestro trabajo, buscando el bien de todos, no el egoísta beneficio individual, respetando y enseñando a respetar a nuestros símbolos patrios (aunque no esté de moda y ciertos ignorantes nos acusen de
fascistas, sin siquiera saber qué significa).
¡Viva la Patria!
¡Viva Argentina!
¡Vivan los héroes de Malvinas!
¡Que vuestra sangre no haya sido derramada en vano!