sábado, 11 de abril de 2009

Recuerda: eres mortal (Memento Mori)


Un Samurai le preguntó al Maestro Zen Hakuin
-- ¿Dónde irá usted al morir? 
-- ¿Cómo puedo saberlo? --replicó Hakuin
-- ¿Cómo saberlo? ¡Usted es un maestro Zen! --exclamó el Samurai
-- Sí, lo soy. Pero no estoy muerto.


Nacer es un delito que se paga con la muerte.
Arthur Schopenhauer (1.788 - 1.860)
Filósofo alemán.


Si es un hecho aceptado que prácticamente la totalidad de las religiones prometen una "vida eterna", más o menos feliz de acuerdo a nuestro comportamiento en vida, ¿Por qué tantas personas temen a la muerte?

Porque nadie sabe realmente qué pasa después. Yo, personalmente, creo que después de la muerte hay una hermosa nada: No hay cielo, limbo, infierno ni reencarnación.  Seguiré convencido de ello hasta que alguien demuestre científicamente lo contrario, ya que opino que las supuestas experiencias cercanas a la muerte son delirios de un cerebro privado de oxígeno.

Aún así no temo morir, ya sea mañana o dentro de 50 años. Claro que tampoco estoy deseando mi propia muerte y arriesgándome inútilmente, ni tengo una lista de cosas por hacer antes de que ese momento llegue. 

Un pastor bautista me dijo hace ya tiempo: "Si no crees en el infierno, ni en el paraíso, no puedes ser honesto, moral y ético". Le contesté (bastante molesto): "Soy humanista, lo que entre otras cosas quiere decir que sé que la bondad o maldad del ser humano es responsabilidad de sí mismo, y no es determinada por entes externos (el Diablo, la sociedad o lo que sea). Mis valores, la ética y el sentido común son los pilares que sostienen mi forma de actuar; y no el terror a ser condenado a quemarme eternamente en el infierno por un Dios que supuestamente me ama. Trato de ser buena persona por satisfacción personal, y por el bien de la sociedad." La conversación fue en cuesta abajo desde ahí, porque me preguntó qué iba a pasar cuando muera. Le dije: "Nada. Si estoy en lo correcto, bien. Y si me equivoco, es responsabilidad mía".

El libre albedrío es una puta.
(Free will. It's a bitch.)
John Milton, en "El Abogado del Diablo"

sábado, 4 de abril de 2009

Mi PC: ¿Poeta?

Con su ábaco
agraciadas palabras
ella elige

Hace ya un tiempo, Natalia Alabel en su blog (precisamente acá, allá, más allá, y finalmente aquí) propuso elegir las palabras más hermosas. Y compiló una lista de 290 palabras hermosas, proponiendo luego tirar los dados para elegir algunas al azar y componer poemas, haikus (un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente) o novelas enteras.  Entonces fue que se me ocurrió hacer un pequeño programita (sin instalación, es descomprimirlo y usarlo) que haga precisamente eso: de una lista, elegir el número de palabras que quieras al azar para usarlas en ejercicios de creatividad literaria. Aquí van algunos ejemplos de haikus, junto con los resultados del programa que sirvieron de fuente de "inspiración":

Las palabras son: badulaque, libro, caligrafía. Podría ser
El badulaque
dibuja en su libro
fea caligrafía

Un espiritual
elefante aspira
matar cronopios
(Si lo supiera don Cortázar...)

Sí, ya sé que el resultado es disparatado... pero también bastante divertido. Gracias a Natalia Alabel por el post en que me menciona. Y el programita, lo pueden bajar de aquí: http://www.mediafire.com/?sharekey=7d1cf6939fc672a8e7c82ed4b8f0c380e04e75f6e8ebb871
Estoy pensando en algunas mejoras, como agregar la métrica en sílabas de las palabras y luego seleccionarlas de acuerdo a algún criterio. Quizás lo próximo sea una fábrica automática de haikus... En fin, me debo a mis usuarios. Ellos dirán.
Se aceptan sugerencias al programa, que pueden o no ser ignoradas.

jueves, 2 de abril de 2009

No las he de olvidar


Recuerdo vívidamente al 2 de abril de 1.982, pese a que tenía solo 6 años de edad.  "¡Las Malvinas son Argentinas!" era el grito que se escuchaba repetidamente por el único canal de televisión que captábamos en el pueblo donde crecí. Leí, ávidamente, las noticias sobre la guerra en diarios y revistas (Billiken y Gente), y sufrí la gran desilusión de la derrota. 
Mis padres son docentes jubilados, por eso mi infancia transcurrió en una casa llena de mapas colgados, varias bibliotecas llenas de libros y un ambiente intelectualmente estimulante. Yo había empezado el segundo grado de la primaria, y sabía perfectamente dónde estaban las islas. Corrí, con un marcador, a tachar "Falklands" y poner "Malvinas (Arg.)" en los dos mapas colgados en mi dormitorio: un planisferio y un físico-político de Argentina. A mis padres no les gustó mucho, pero no me retaron por eso.

En este artículo no pienso analizar las causas de la polémica guerra (tanto o más discutida que la de Vietnam, las del Golfo o la de los soviéticos en Afganistán), quiero escribir sobre lo que no se difunde en estos tiempos de historia parcializada. Hubo una guerra, con aciertos y errores; héroes y cobardes en ambos bandos. Y no, como dicen algunos, solo un intento de sumar al país otra provincia pobre llena de habitantes hostiles.


Teniente Primero (PM) Roberto N. Estévez, 
Medalla "La Nación Argentina al heroico valor en combate"

Películas como "Iluminados por el Fuego" o los documentales de The History Channel muestran una versión incompleta de la guerra: la incompetencia, la crueldad, la ignorancia, la cobardía; y no mencionan a los que, calladamente, cumplieron su deber de soldados. Deshonran la memoria de los héroes como el Teniente Primero (post mortem) Roberto Néstor Estévez, quien herido mortalmente siguió preservando a su gente, salvando vidas y combatiendo, según relato de primera mano de un soldado conscripto. O del Sargento Primero (post mortem) Mario Antonio "Perro" Cisneros, quien combatió en la Compañía de Comandos 602 (Fuerzas Especiales), al mando del entonces Mayor Aldo Rico, heroicamente muerto en combate. Nombro solo a estos dos porque considero que son un ejemplo de valentía y sacrificio, que hicieron honor al juramento del soldado: "defender la Patria, si es necesario, hasta perder la vida".
Hablan de "Los chicos de la guerra", declarando que se enviaron chicos adolescentes sin experiencia a la guerra. Solo basta informarse un poco para saber las edades de los soldados en cualquier país del mundo: es aproximadamente 18 años. Fue asi en casi todas las guerras modernas.
Les dan difusión a unos cobardes que deberían ser olvidados rápidamente, en favor de los valientes bien nacidos.
Actualización: Acabo de ver un excelente documental escrito y dirigido por Sandro Rojas Filártiga, llamado "Malvinas: aún esperan". Este documental cuenta con testimonios de ex-combatientes y protagonistas del conflicto, quienes cuentan sus experiencias. Se contrapone directamente a la política oficial de "desmalvinización", de ocultar y olvidar la guerra. Lo van a pasar pronto por el canal C5N y se los recomiendo.


Los pocos veteranos de la guerra de Malvinas que tengo el honor de conocer son personas calladas, marcadas profundamente por esa experiencia. Rara es la vez que comentan algo del conflicto, pero cuando lo hacen, es afortunado el que esté allí para oírlo. Estas personas son actores protagonistas de la historia. Ellos pueden contarnos realmente cómo se peleó la guerra.

Hace unos días oí en una radio local a una periodista que decía:
¿Para qué está el Ejército? Las fuerzas armadas no sirven para nada. No hay perspectivas de una guerra. Solo sirven para desperdiciar el dinero.
Le contesto a esa periodista, como civil, desde mi humilde blog:
Las Fuerzas Armadas (Ejército Argentino, Fuerza Aérea Argentina y Armada)  están para defender a la Patria de amenazas externas. Son una póliza de seguro que esperamos nunca tener que usar. Son una reserva que hace la diferencia entre la vida y la muerte en casos de desastres naturales. Son un bastión de soberanía en la frontera. Cuando todos estamos cómodos, bien alimentados y a gusto en nuestras casas, hay gente de la Armada, de la Fuerza Aérea o del Ejército de guardia o entrenándose. Sufriendo por las inclemencias del clima, el hambre y la distancia que lo separa de sus seres queridos. Sin quejas, porque no es un trabajo: es una vocación. Y son voluntarios, porque nadie les obliga a hacerlo. Ellos están ahí para protegernos, y les debemos respeto. 
Ahora bien: ¿qué es la Patria? ¿qué nos hace argentinos? Patria es la tierra natal, según define el diccionario, pero es muchas cosas más: 
  • La Patria está forjada por próceres como don José de San Martín, Manuel Belgrano y otros, quienes dedicaron sus vidas para que tengamos un país al que llamar nuestro. Y esto es así, aunque el maldito revisionismo histórico trate de manchar la historia de estos insignes hombres. Fueron humanos, cometieron errores. ¿Quién no? Aún así, son necesarios como modelos a seguir y como aglutinantes de la tan esquiva identidad nacional.
  • La Patria es ese lugar que acogió a nuestros antepasados, que vinieron de países lejanos huyendo del hambre y la guerra, y les dió la oportunidad de lograr una vida mejor. Personas que dejaron sus tierras natales y adoptaron la celeste y blanca como bandera propia.
  • La Patria es parte de lo que nos hace estar orgullosos cuando un argentino sobresale en algo, y vivir sus triunfos como propios. Es el hogar de muchos héroes poco famosos, como el Dr. René Favaloro, quien prefirió volver a Argentina antes de quedarse en EEUU por el dinero. O La Bonaerense, quien desde su puesto de docente moldea la vida de muchos chicos y les hace conocer la esperanza de un futuro mejor.
  • La Patria que tenemos el privilegio de habitar nos dá libertad, educación gratuita, buenos alimentos, etc. Basta ver cómo les va a otros países menos afortunados.

En estos globalizados tiempos actuales, con palabras en idiomas extranjeros por doquier, nuestra Patria es Argentina
Debemos estar orgullosos de haber nacido en ella y nuestra obligación es defenderla a toda costa, porque conforma nuestra identidad como seres humanos y porque es nuestro hogar. Y la defendemos haciendo bien nuestro trabajo, buscando el bien de todos, no el egoísta beneficio individual, respetando y enseñando a respetar a nuestros símbolos patrios (aunque no esté de moda y ciertos ignorantes nos acusen de fascistas, sin siquiera saber qué significa).

¡Viva la Patria! 
¡Viva Argentina!
¡Vivan los héroes de Malvinas!
¡Que vuestra sangre no haya sido derramada en vano!

lunes, 30 de marzo de 2009

24 horas de mi vida


Este post NO es acerca de la serie "24" de Fox. No me gusta escribir acerca de mi vida diaria, porque creo que es aburrido para cualquiera, y me incluyo. Pero estas últimas 24 horas creo que valen la pena ser relatadas.

Dia

Hora

Registro


Domingo
29 de Marzo


20:10


Tomo un taxi hacia la terminal de ómnibus. El chofer no abre la boca en todo el viaje. Esto promete.

20:35


Llego a la terminal. Me encuentro con otras personas conocidas que viajaban hacia el mismo destino… y que tienen asientos ubicados al lado o delante de mí. Como soy poco aficionado a la charla intrascendente y forzada de los viajes, me empiezo a incomodar.

21:05


Abordamos el ómnibus. Luego de poca palabrería, me dejan en paz para que pueda leer un poco. ¿Se me nota tanto el fastidio? Si es así, resulta útil.

22:15


Se me cae una papa con salsa (de la “cena a bordo”), que rueda sobre mi camisa. Y no traigo otra para cambiarme. Son cosas que suelen pasarme.

22:30


Termino de cenar y observo que las manchas en la camisa no son tan grandes.

22:45


Ponen en el ómnibus la película “Rumor has it” (denominada “Dicen por ahí” en nuestros cines). Bueno, las comedia románticas no son mis preferidas, pero podría ser peor.

23:30


Sin razón aparente, apagan los televisores. Me pongo a oír las columnas radiales sobre ópera de Chanelle. Recomendadas.

23:50

Comienzo a leer los posts del año pasado del blog de Conta Dora.


Lunes 30 de Marzo


00:30

Cansado, trato de dormir.

01:40

Me despierta el llanto de un bebé.

01:53


El bebé se calla, porque le dieron un teléfono celular para que juegue cambiando los tonos de llamada. ¡Es peor que cuando lloraba!

02:20

Consigo dormirme de nuevo.

03:50

Llegamos a destino. Viajamos desde la terminal al alojamiento.

04:20


Trato de desalojar a una gran cantidad de mariposas, escarabajos y otros insectos de la habitación. Parece la película “Los Pájaros”, de Hitchcock, versión entomológica.

04:35


Luego de tener un éxito moderado en la lucha con los insectos (el truco fue encender la luz en el baño y apagar la de la habitación), trato de lavar las machas en la camisa con agua y jabón.

04:50


Cuelgo la camisa parcialmente mojada frente al ventilador, y trato de dormir.

06:30


Me despierto y veo la camisa seca, con unas manchas apenas notales. Me levanto.

07:30


Me avisan que la reunión a la que tengo que asistir es a las 11 de la mañana. Y que los ómnibus que tengo para volver salen a las 13:10 del lunes o a las 00:30 del martes. En conclusión, es muy probable que viaje a medianoche, luego de haber perdido mucho tiempo.

08:40

Consigo adelantar trabajo como para poder irme a las 13. Voy a poder volver 10 horas antes a casa.

11:10


Me encuentro con algunas personas que realmente quería ver, y con otras que quería evitar. El balance, sin embargo, es positivo.

12:50


Estoy en la terminal, con el boleto en el bolsillo, almorzando dos porciones de tarta de jamón y queso con agua mineral.

13:10


Abordo el ómnibus y obligo a cambiarse de asiento a una señora anciana que se había sentado en el que me correspondía a mí. La señora balbucea palabras incomprensibles. La mando al carajo mentalmente.

13:30


Emprendemos el viaje de vuelta. Ponen la película “The Bucket List” (aquí llamada “Antes de Partir”), con Jack Nicholson y Morgan Freeman. Buena película, que me dio una idea para el siguiente post. Por supuesto, era una copia pirata con mensaje de advertencia incluido.

15:50


Terminada la película, me pongo a releer el libro “El Dragón Rojo”, de Thomas Harris. Un poco de literatura ligera para viajar.

16:40


Dejo de leer porque me duele la cabeza. Me tomo dos aspirinas, vuelvo a oír a Chanelle, y me relajo con un poco de ópera. Una de mis preferidas: Batti, batti, o bel Masetto, de la obra “Don Giovanni” del genial W. A. Mozart. Como bien lo explica Chanelle, en sus versos Zarlina pide a su futuro esposo Masetto que le pegue como castigo por haberse dejado seducir por Don Giovanni. Como aclaración necesaria: Mi interés en el aria es puramente estético, la violencia sugerida es accesoria.

17:30

Sigo leyendo el blog de Conta Dora hasta ponerme al día.

17:55

Con mi mejor cara de poker, me pongo los auriculares para ahogar con la música de Keane el intento de charla de un
señor mayor que acaba de subirse.

17:56


Observo, divertido, la cara de asco que tiene una chica joven al besar a su novio que la despide. ¿Se habrá cepillado los dientes, ese muchacho? Oh, l'amour diría Pepé le Pew...

18:05


Veo que el ómnibus se va a desviar unos 60 kilómetros para entrar a una ciudad fuera de la ruta directa. No me importa, aunque agregue al menos una hora más al viaje. Estoy de buen humor.

19:30


Oficio de intérprete portugués-español-portugués para ayudar a un pobre brasileño a entenderse con un guarda sin muchas luces.

19:50


Llego a la terminal, bajo apurado del ómnibus y subo a un taxi

20:30


Tras un silencioso viaje en taxi, llego a mi casa tras 24 horas y 20 minutos de ausencia y diez horas antes de lo que tenía planeado. Veo que todo está bien, aunque mis gatos no están.

20:40


Descubro a mis gatos jugando con unos chicos en la vereda de la iglesia que está cruzando la calle. Ya van a venir, guachos, cuando tengan hambre.


Aburrido, ¿les parece?

lunes, 23 de marzo de 2009

La cultura de la mediocridad


El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. 

El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. 

Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos. Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición, sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. (...) "Cuando la mediocracia encuba pollipavos no tienen atmósfera los aguiluchos".
Del libro "El Hombre Mediocre",
por el sociólogo y médico italoargentino
José Ingenieros (1877-1925)

Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance.
 escritor francés

Ser mediocre es conformarse con poco, con menos del promedio. Es no esforzarse por alcanzar el máximo de lo que seas capaz. Es hacer lo mínimo indispensable, "total, nadie lo va a notar". 
Pero mediocridad no es lo mismo que conformismo. No es la falta de ambición desmedida, ni la codicia extrema.  Está bien ser feliz con lo que soy y con lo que tengo, porque no me importan las necesidades creadas artificialmente por la publicidad.

Cuando daba clases en una universidad, me daba asco esa tendencia a contagiar la mediocridad: mis estimados alumnitos me presionaban para que los apruebe con menos trabajo. Que no debía ser tan exigente, que todo mi esfuerzo era vano (preparar clases y material, dictar lecciones, corregir trabajos prácticos y exámenes). 
Hubo un caso, en un examen final, en que el alumno escribió acerca de un tema que no estaba incluido en el cuestionario, y tuvo el descaro de decirme: 

-- No estudié lo que usted pidió. Asi que escribí lo que había estudiado, así que tengo que aprobar.
-- Está bien -contesté-, al fin y al cabo el cuestionario no tiene importancia. Espero que todos escriban lo que quieran.
-- ¿En serio?
-- No. Tiene un 1. Retírese.

También, en uno de mis trabajos anteriores, mis compañeros me presionaban para que no produzca más que el promedio y no delate su pereza e incompetencia. Por supuesto, no les hice mucho caso y me gané la enemistad de varios de ellos.

La mediocridad está enquistada en todos los ámbitos, y tratamos a los que sobresalen como héroes, cuando en realidad estan haciendo algo que deberíamos hacer todos.  Así que si mi trabajo es barrer la vereda, debo hacerlo lo mejor posible. Si es realizar un examen psicológico a un futuro docente, asegurarme de su estabilidad mental y no firmarle el certificado después de recibir una respuesta negativa a la pregunta ¿Vas a matar a algún alumno?.  Creo que la mediocridad va de la mano con la corrupción y el egoísmo. Si no me importa hacer bien las cosas, no tengo reparos morales en vender mi integridad profesional.

Entonces, sea cual fuera lo que estoy haciendo, debo apuntar alto. Y no para buscar prestigio o ser un ganador, sino por la propia satisfacción de saber que hice lo mejor que pude. Que mi tiempo y esfuerzo no terminen desperdiciados en algo mediocre.